Los robles son árboles fuertes, en su mayoría caducos (algunos son de hoja perenne) que producen un fruto muy característico llamado bellota. Existen varios cientos de especies de Robles que crecen en Europa, en el Norte de África, en Suroeste de Asia y en el Norte y Centro de América.
El Roble Europeo (Quercus Robur) y el Roble Americano Blanco (Quercus Alba) son muy parecidos en apariencia y características. Ambos son caducos y resistentes a las heladas. Los árboles maduros pueden alcanzar hasta 40 metros de alto y 800 años de edad. Los poderosos troncos pueden llegar hasta los 120 cm de diámetro. La madera de los Robles se emplea en la construcciónd de edificios, barcos, herramientas y muebles desde épocas muy antiguas. Muchos animales salvajes se comen sus bellotas. Las pesadas ramas de los árboles se doblan hacia afuera y desarrollan una línea caracterísitca en zigzag. La corona se va ampliando a medida que envejece el árbol. Las hojas lobuladas son de 10-20 cm de longitud, de color verde oscuro que se convierte en amarillo y marrón en el otoño. Muchos Robles Sureños y Mediterráneos son de hoja perenne y no resistentes a las heladas, algunos son árboles más pequeños y en ocasiones incluso son arbustos. Los robles son muy apropiados para el Bonsái y son muy fáciles de cuidar. Sin embargo, incluso las especies tolerantes a las heladas necesitan de protección invernal cuando están plantados en contenedores.
Si necesitáis ayuda al identificar vuestro árbol; podéis probar con nuestra guía de identificación de Bonsáis.
Cuidados específicos del Bonsái de Roble
Situación: Los Robles prefieren un lugar ventilado a pleno sol durante la temporada de crecimiento. El Roble Europeo, el Roble Blanco y otras especies norteñas son resistentes a las heladas cuando crecen en el suelo, pero necesitan de cuidados invernales cuando se plantan en contenedores. Un invernadero, un garaje o un cobertizo frío que estén libres de las heladas, constituyen un buen lugar para colocar este árbol.
Riego: Riegue el Roble de manera abundante cuando el suele se seque, pero evite la humedad constante del substrato. Riegue menos en el invierno, pero nunca deje que la masa de raíces se seque completamente.
Abonado: Aplique un abono sólido orgánico una vez al mes o use un abono líquido de manera semanal durante la temporada de crecimiento. No abone con mucho nitrógeno dado que esto provocará que las hojas crezcan demasiado, que los internodos sean muy largos y que aumente la susceptibilidad a los insectos y al moho.
Poda y Alambrado: La poda fuerte se realiza a principios de primavera antes de que las yemas nuevas se hayan abierto. En dicha temporada también pueden eliminarse las yemas terminales fuertes. Los nuevos brotes serán podados dejando solamente dos hojas. No defolie completamente a los Robles, pues esto los debilita demasiado, sin embargo si puede eliminar las hojas más grandes de manera habitual. Pince la parte superior de la corona del árbol porque esta sección crece mucho más fuerte que la parte de las ramas inferiores. Cuando alambre un Roble tenga cuidado de quitar el alambre antes de que muerda la corteza. Las marcas del alambre serán visibles durante mucho tiempo. Emplear tensores en su lugar, puede ser una buena elección.
Trasplante: Los robles jóvenes deben trasplantarse cada dos años, los más viejos pueden trasplantarse en un período de entre tres y cinco años en la primavera y antes de que las yemas comiencen a abrirse. No corte más de un tercio de las raíces cuando realice el trasplante.
Propagación: Los Robles se propagan fácilmente a partir de semillas. Los esquejes y los acodos aéreos en la mayoría de los casos no llegan a desarrollar raíces.
Pestes y Enfermedades: Los Robles sufren a menudo el moho polvoriento. Una mezcla de 10 g de bicarbonato de sodio, 10 ml de aceite de colza, una gota de detergente líquido y 1 l de agua es de mucha utilidad cuando es utilizada periódicamente en un intervalo de varios días. Con menor frecuencia los robles sufren de ampollas en sus hojas, quemaduras bacterianas de las hojas y la roya provicada por el hongo Endocronartium harknessii. En casos severos es recomendable solicitar ayuda a un jardinero profesional y emplear un pesticida específico. Algunos insectos y ácaros causan la formación de vesículas que en la mayoría de los casos no afectan al árbol. Los áfidos, los insectos de escama, los minadores de las hojas y las lombrices de los robles (orugas de varios tipos de polillas) también pueden afectar a estos árboles. Puede intentar exprimir, rascar o quitar estos huéspedes indeseables, o incluso expulsarlos con un chorro de agua en lugar de o antes de emplear un insecticida químico. Tenga cuidado con las orugas de la polilla procesionaria del Roble, cuyos pelos tóxicos son peligrosos para los humanos.
Para una información más detallada en estas técnicas; podéis buscar nuestra sección del Cuidado del Bonsái.